viernes, 11 de noviembre de 2011
foto de
bersoabumanga.blogspot.com

Acababa de cumplir los 18, y estos llegaban con el mejor regalo del mundo: un trabajo. 

Fue una decisión que solo una persona responsable podía tomar, terminar sus estudios obligatorios y trabajar los fines de semana. 

Se le presentó la oportunidad, sin apenas llamar a la puerta en un MCDonald´s.  No le pareció un trabajo despectivo como otros lo consideraban, si no la oportunidad de aprender y demostrar que estaba hecha para trabajar, para adaptarse además, a un sitio donde tenía que hablar con el público y perder esa temida vergüenza que le quemaba por dentro. 

No lo podía negar, no era fácil levantarse del sofá e irse a trabajar a las 9 y no regresar hasta la madrugada, pero a veces pasaban cosas extraordinarias. Cosas como las de aquella noche. 

Muchas veces veía a la misma gente y hasta sabía que les iba a pedir. Aquella noche le paso con un chico que nunca prestó demasiada importancia, salvo por un detalle: tenía una pequeña deficiencia.

No, no era un problema para ella, sino una curiosidad de ver la buena amistad que tenía con un amigo al que al final siempre le sacaba el precio de la hamburguesa y le invitaba a cenar. 

Aquella noche no fue diferente, salvo por que al esperar que tuviera el pedido completo en su bandeja, se lanzó a pronunciar aquellas palabras: “no te hacen caso ¿verdad?, es una pena porque eres muy guapa”.

Con su inocencia la dejó petrificada, como podía considerarla guapa, con michelines, sin maquillaje, con un uniforme que le sentaba como una patada y con unos pelos mal peinados, además de tan cortos que parecía un chico.

Fue en ese momento cuando se dio cuenta que él,  era una persona inteligente. Mucho más que cualquier otra persona,  porque fue capaz de mirar en el interior de una persona y no en lo exterior. 

Un grato recuerdo que le permitió seguir hasta el final, en aquel trabajo y llevarse la mejor enseñanza de su vida: la inteligencia no solo se mide por el cociente intelectual!.
miércoles, 9 de noviembre de 2011


Sonó el despertador, una muchacha medio adormilada se levantaba. Una ducha rápida y poco a poco fue tomando conciencia de que era el gran día. El día en que su sueño más preciado, ese que estuvo esperando durante 10 años, salía de su memoria para materializarse en un escenario.

Antonio Orozco en el Circo Price (08/11/2011)

Todo iba rodado, se puso el colgante que había preparado en honor a ese cantante, se había puesto los cascos con su último disco para que en el trayecto al trabajo no se le olvidara que le esperaba esa noche. Le sorprendió un reportaje del periódico y la actuación y la entrevista en la radio. Todo apuntaba a que iba a ser una noche estelar.

No se equivocó, escuchar aquellas palabras escritas en el disco era emocionante, pero contar hasta 10 para que apareciera tras una cortina de luces fue increíble!!.

A partir de ese momento, la adrenalina se disparo, los pies taconeaban en el sitio, las manos seguían el ritmo y las palabras fluían del fondo del alma donde tantas veces resonaron.

Tuvo cabida la risa, el canto, las lagrimas y hasta la reflexiones: “En la vida hay demasiadas cosas que se quedan por decir. Es más bonito decir te quiero que tener que imaginarlo”. Fue una noche mágica como pocas, que duro un suspiro pero que se quedo grabada a fuego en su memoria.

Ahora si lo tenía claro, él iba a ser siempre ese cantante que puede escuchar una y otra vez como si fuera la primera vez, que no se cansará de ver. Porque su música le llena el alma y sus canciones son las palabras que algún día le pronunciará a alguien. Antonio Orozco es un aprobado de SOBRESALIENTE!!
lunes, 7 de noviembre de 2011
 foto de http://weheartit.com

Fue un día más en su vida, otra vez sola y agobiada por no encontrar lo que más deseaba en la vida. Pasaba las horas esperando una llamada desde el ascensor, desde la puerta del metro o desde el centro comercial. 

Iba a volver a casa, meterse en la cama, acurrucarse entre las sábanas haciendo de nuevo el repaso diario. Cuyo resultado era aquel en el que sus ruegos de nuevo no fueron escuchados.

Pero ese día necesitaba huir, buscar la soledad y dar rienda suelta a sus pensamientos, sus deseos… Puso un pie en la calle, sabía que ese sitio existía y que solo podía ser un lugar donde el silencio fuera lo primero, donde las paredes hablaran de tiempos pasados. Un sitio donde no pudiera hacer otra cosa que quedarse inmovil, sin pestañear y fijar la mirada en esas que  te observaban como petrificadas en otro tiempo.

Delante de las Meninas, podía pasar horas como si de una estatua se tratase, nada le desviaba la mirada,  allí se sentía segura, parecía formar parte de ese cuadro,  de esa familia. Parecía encontrar su lugar donde las preguntas no la hacían sentirse diferente a todo el mundo. 

No escucho los pasos, no escucho ese silencio a su lado, no sintió las miradas y solo salió del letargo cuando escucho las palabras: “discúlpeme, no quiero molestarla…"

Sus ojos siguieron la línea recta del cuadro a esos otros ojos marrones intensos, se tenso. Era a ella a quien hablaba, vio la soledad a su alrededor y no había duda solo estaba ella y el extraño.

“No se preocupe ya me marcho…”, “no por favor, me podría explicar este cuadro, parece que significa mucho para usted.”

El miedo la asalto, la sensación de vacío, pero sobretodo no tenía ganas de irse, de dejar una pregunta a medias. Se sentía como una montaña rusa pero había que lanzarse al vacío, ella lo intuía.
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