miércoles, 22 de febrero de 2012



foto de http://educacion2.com

Una semana de descanso se encontró con el frío de febrero. Una marcha fúnebre suena por la esquina, los sollozos la acompañan y la procesión pasa a paso lento.

Las figuras inertes son arropadas por las viudas, bien vestidas de ropajes negros y sujetas por apuestos caballeros, de sombrero de copa y esmoquin.

El final se aproxima. Tímidamente se depositan sus cuerpos en la fría arena del parque. Les rodea una multitud, con los brazos colgando de las vallas que forman un gran círculo. Se hace un inesperado silencio, donde contemplan las llamas devorar los cuerpos de madera, plástico y tela que antes eran sardinas.

Bella fogata que se impone a la triste pérdida de la difunta sardina. Del llanto de las viudas pasaron a la risa y comienza la fiesta.

Entre tanto alboroto se adivinan dos siluetas. De un lado ella haciendo amigas y del otro él, adivinando su pensamiento. Se encuentran en una mirada, se dibuja una sonrisa.

Algo paso, algo sucedió que cambió sus vidas. ¿Sería la triste sardina que los enamoró en su despedida?
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Como pasa el tiempo....

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