martes, 7 de agosto de 2012
Manolito después de su siesta.


Hace algún tiempo que en mi habitación tengo un despertador ideal, a parte de ser mono, es muy efectivo. Con él nunca te duermes, nunca se te pasa la hora y como consecuencia siempre cumples con tus obligaciones diarias. Le da igual que día de la semana sea, que nunca falla, sí o sí te despierta.

Tan solo te da tregua los fin de de semana, que es cuando te deja alguna hora más en la cama. Pero en cuanto la hora llega la alarma se pone en marcha, entonces te avisa sutilmente con un aire casi inapreciable en la frente. Si eso no funciona, entonces lo intenta posándose encima de tus brazos, y si aun así te resistes, emitirá un pequeño maullido. Al final consigue su objetivo, que abras el ojo. En esos momentos desearías desconectarlo, pero no lo intentes, porque no tiene botón de apagado.

Ahora que tú ya te has levantado, te has lavado, peinado y desayunado… intenta activarlo de nuevo, el animalito despierta pero no le gusta ser despertado. Así que puede ser que se dé la vuelta, puede ser que se haga el dormido hasta que desistas en tu intento o si no le apetece esperar, puede ser que te eche la dentellada, que es más efectivo. En cualquier caso él cumplió con su obligación y ahora le toca a él no ser molestado.
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Como pasa el tiempo....

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