domingo, 30 de diciembre de 2012
foto de la web muralesyvinilos.com



La única luz que distinguía sus ojos era la de la antorcha que la había acompañado todo el camino  y que ahora iluminaba aquella sala donde presidia la gran puerta número 13. Pero la puerta no estaba sola, a su derecha en segundo plano se elevaba una pequeña mesa de piedra con una balanza en su superficie. 


En ella había unos grabados que suavemente acariciaba con los dedos de sus frías manos, claramente distinguía las escasas instrucciones para superar la prueba: “si la puerta quieres pasar, tu año has de valorar”. 


Estaba claro, era el momento de recuperar las figuras de piedra tallada, que a lo largo del camino había recogido: unas monedas, una lágrima, un libro abierto, un ordenador, una cámara de fotos, y una cara sonriente. Poco a poco las  fue posando sobre el lado izquierdo de la balanza que se mantenía impasible ante el peso de las mismas.  


Como era de esperar, sobre el lado derecho debería ir poniendo las pesas en la que rezaba poco, algunas, bastante, muchas, muchísimas e inmensas,  que había al lado de la balanza y fue haciendo su valoración particular sobre el año:


“Un año duro, recio como estas piedras. Un año con una bajada de sueldo y por tanto con pocas monedas. Un año con algunas lágrimas por aquellos compañeros que tuvieron que seguir su camino en otra ciudad, y con los que solo nos veremos por webcam. Un año con bastantes páginas leídas, libros desentrañados, vividos, sufridos, libros que les he dado vida cuando mis ojos se han posado sobre ellos. Un año con muchas visitas al blog, por una familia que día a día va creciendo. Un año con muchísimas fotos, fotos de conciertos compartidos, de firmas de discos, de libros, fotos que conservarán los sueños realizados al encontrarse con cantantes, con escritores tan admirados. Y por último un año de inmensas sonrisas, símbolo de que he sido muy feliz”.


La balanza se tambaleaba y su impaciencia se colmaba. Con movimientos lentos, subía y bajaba hasta que ambas partes se quedaron en el medio. De la puerta surgió un chasquido, el mecanismo cedía, había superado el 2012. Ahora empezaba el año 13. 

PD: Querida familia, os deseo una feliz entrada y salida de año, que todos vuestros sueños se hagan realidad.


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