viernes, 22 de noviembre de 2013
Llevaba un rato tratando de abrir la puerta del portal, pero por alguna extraña razón hoy no era capaz, así que me estaba empezando a desesperar cuando a mis espaldas sonó un "Chischis". Lentamente me giré pero allí no había nadie, así que volví a mi empeño de intentar abrir la puerta, cuando de nuevo escuche un sutil "chischis".

Desconcertada me di de nuevo la vuelta, pero seguía sin ver a nadie, así que ya me iba a volver cuando por tercera vez volví a escuchar la llamada de atención. Entonces las vi, allí detrás de la persiana estaba la silueta de unas zapatillas  y una mano que me señalaba a la parte izquierda de la calle... no entendía nada, así que dejé la cerradura y me acerqué a la terraza de Merche que seguía intentando ser discreta. Cosa extraña en ella, teniendo en cuenta que siempre sale a regar las plantas, curiosamente cuando hay novedades por la calle, ataviada con su mandil de flamenca, sus zapatillas rojas y sus cantes por bulerías.

- ¿Merche?, ¿ocurre algo?
- ¡Esa no es!
- No es el que
- ¡La puerta!
- ¿La puerta?
- Chsocho, que no es la puerta ¡ea! que tu puerta es la allí- me volvió a señalar la puerta número 2, la de la izquierda, mientras me lo explicaba en un susurro que casi ni yo podía escuchar.
- Eeeh... esto...yo... ¡Gracias!- le dije en un susurro.

¡Que vergüenza! estaba intentando abrir la puerta del portal de mis padres ¡con las llaves del mío! Hay veces que una anda tan dormida... Menos mas que la Merche ha sido discreta, que si no más de una hubiera salido a la terraza y me hubieran puesto de vuelta y media. 


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