No sé si habéis conocido muchos gatos con vacaciones, Lito es uno de ellos. Vive en Madrid en un piso de 40 metros cuadrados donde se siente el rey y señor de la casa,  pero cuando llega el calorcito le mandamos unos días al pueblo con los abuelos. 


Aquello es para él el paraíso;  se revuelca por el suelo del patio, se esconde entre las macetas, le encanta perseguirte cuando riegas las plantas, corre como un caballo desbocado por el largo pasillo, cotillea por la puerta de la calle… vamos se lo pasa en grande. Aunque si te digo la verdad lo que más le gustaba era el fresquito de las macetas, y digo le gustaba porque cuando tenía un añito le encantaba hacerse la rosca en ellas y dormir largas siestas. Ahora unos diez años después no entra, asi que solo le queda conformarse con olisquearlas… 


¡Ains! Para Lito ha sido un fastidio, no así para mi abuela que ahora está más contenta. Y es que cuando al bicho le daba por incubar las plantas, las dejaba hechas una pena. 



PD: Como ya os habréis dado cuenta vamos cerrando secciones y esta no va a ser menos. Lito este año se queda sin vacaciones, ya os contaré porque a la vueltaaa!! Chaooo!!.


jueves, 3 de julio de 2014
Antes de leer el último capítulo... puedes leer el resto pulsando aquí
 
Me daba mucha pena Merche. Es una mujer tan alegre, siempre con una canción prendida en los labios, que verla así destrozada me conmovía. Aquello era amor de madre, algo que yo no podía entender…
-Tranquila mujer, todo esto pasará… ahora lo ves difícil pero ya verá como todo se soluciona.- Merche se incorporó.- voy a la cocina un momentito y te traigo unos pañuelos ¿quieres?
-Gracias…
Allí la dejé, bebiéndose la Fanta de un trago. Ya en la cocina suspiré, aquella tarde se estaba complicando mucho, más de lo que esperaba. Aquella noticia me había acercado mucho más a Merche, a su vida, a sus problemas… era como si un lazo invisible nos atara. Supongo que es el poder de la confidencia, la confianza depositada en una. Ahora entendía muchas cosas, aquellas idas y venidas de sus hijos, de ella, de su marido… ahora entendía porque veía tanto a David en su casa.  ¡Pobre! iba a ser padre y tenía pinta de que ni iba a poder ver a su hijo…
-¡Quillaaaa! Puedes venir un instante…
Salí al comedor, en la mesa estaban los vasos vacíos de refresco, las patatas intactas y la foto, aquella foto que había desatado la caja de pandora, pero no había rastro de Merche. 
-¡Quilla!
La voz venía de la habitación, un mal presentimiento me oprimía el pecho. Fui despacio paso a paso recorriendo un estrecho pasillo hasta la habitación del fondo. La puerta estaba entonada,  desde dentro podía ver la figura de Merche que se movía impaciente. Agarre el pomo de la puerta y lentamente fui abriéndola,  a la vez que mis ojos se abrían de par en par. Merche estaba de pie con la plancha en la mano…
-Quilla… yo… esto… tenemos un problema…
-Un pro… un problema…
-Esto…si… el vestido…
-¡PERO QUE HAS HECHOOOOO!
Tuve la sensación de que el corazón se me aceleraba tanto, que parecía que fuera a salir a la carrera por mi boca. No podía creer que mi vestido, mi precioso vestido de corte recto, abrochado al cuello, con caída y muchas tablitas,  estaba sobre aquella tabla de planchar y lo único que quedaba de él era una simple tela lisa. Todavía se intuían los pliegues pero era imposible ponerse el vestido así. No era capaz de mirarla a la cara, Merche me había destrozado el vestido y la comunión iba a ser en dos días… 
-Por favor verte…
-Chocho, yo… deja que te ayu…
-¡NO! Vete…- estaba a punto de echarme a llorar.- vete por favor, VETE.
Pasó por delante de mí, con la cabeza agachada, mientras yo miraba el vestido con los ojos vidriosos. Toda la pena que había sentido por ella minutos atrás se había transformado en una ira que apenas podía controlar. Los dedos me temblaban y solo podía pensar en que no tenía repuesto, que no había manera de arreglarlo… 
-Mamá… necesito tu ayuda.- le dije por teléfono a mi madre mientras apretaba los dientes e intentaba reprimir el sofoco que guardaba dentro.- el vestido está… ven por favor. 
Diez minutos más tarde mi madre estaba horrorizada al igual que yo, todavía no nos explicábamos como  a Merche se le ocurrió planchar la parte de las tablas y no el forro que era lo único que se podía planchar.
-Que hacemos… no puedo ir a comprarme un vestido nuevo… tendré que tirar de armario.
-Bueno lo único que se podría hacer es intentar reconstruir las tablas, pero no te aseguro nada.
-¿Reconstruir? Pero mamá…
-Mira todavía se intuyen… espera voy a casa y con alfiles las cogemos todas y luego lo planchamos a ver si se quedan. Y si no… ves buscando unos vaqueros. ¡Maldita sea! como dejaste a Merche que te lo planchara.
-No la dejé, no pude evitar que subiera a casa y además se metió en la habitación solita…
-Bueno en fin vamos a ver qué podemos hacer…
 Permanecimos horas, y horas intuyendo donde estaban las tablas, cogiéndolas con alfileres y dejando todas agrupadas. El vestido quedó reducido a una pequeña tira de tela, que poco a poco fue planchando con sumo cuidado mi madre. Parecía estar dotada con una infinita paciencia que a mí personalmente se me agotaba, cada vez que recordaba a Merche con la plancha en la mano.
A las 3 de la mañana decidimos irnos a descansar y ver el resultado al día siguiente. No pude dormir, daba vueltas y vueltas en la cama y más de una vez tuve que levantarme. Me pasé horas mirando aquella tira de tela perfectamente alineada y sujeta con alfileres y aunque me hubiera gustado ver el resultado a la mañana siguiente tuve que irme a trabajar junto con mi angustia.
A mediodía llegué con la lengua fuera, el pánico pegado a la nuca y haciendo cábalas para que alguno de los pantalones que tenía de eventos anteriores todavía me valiera, no tenía muchas esperanzas cuando mi madre abrió la puerta de casa, antes de que pudiera girar la llave, con una sonrisa de oreja a oreja.  
Allí en aquel cuarto en el que se había cometido el crimen estaba colgado el vestido como si nada de lo que había ocurrido la tarde anterior, hubiera pasado...  Sorprendentemente quedó impecable,  incluso mejor de lo que estaba.
Nadie notó nada salvo Merche, y no precisamente por el vestido sino porque la percha tenía una cara de furia que dejó de limpiar las ventanas por varias  semanas.

PD: Los habitantes de la Calle San Luis se quedan pero yo me marcho, ahí se las apañen ellos!! Cerramos sección hasta la vuelta! ¿Podréis vivir sin ellos? ;)


martes, 1 de julio de 2014




Tengo la firme sospecha que la mujer que tengo justo en frente, es una bruja. Si, encaja perfectamente en el perfil; pelo negro, lacio, largo, con flequillo, pantalones abombados, nariz puntiaguda, barbilla providente, manos huesudas, dedos largos… una bruja.

Tiene un bolso enorme sobre las piernas, para mí que ahí tiene oculta una Nimbus 2000 ¿o ya vamos por la 2014? da igual,  el caso es que ahí incluso hay gato encerrado y te diría que de color negro… ¡Ins! Me estoy poniendo nerviosa, me mira de reojo y parece murmurar algo ¿será que me hizo un hechizo? ¡Me empieza a picar todo! Estoy en el metro, ¡qué alguien me salveeee!



PD: Ojo cuando viajéis en el metro que no voy a estar para contarlo!!. Cerramos sección hasta la vuelta de vacaciones!!. Chao!!



Related Posts with Thumbnails

Como pasa el tiempo....

No te pierdas lo nuevo de Revuelto de Neuronas en tu email,¡suscríbete!:

Delivered by FeedBurner

¡¡¡Sigueme!!!

¡Ojo! aquí quedas fichado...