viernes, 21 de noviembre de 2014

Este bicho es un caso. Hace unos años, le compramos una cesta como regalo de Reyes (Shh!! no digáis nada, que a sus diez años todavía no sabe quiénes son...) Pensamos que lo mejor era comprarle una grande, porque en la anterior se estiraba tanto que doblo el lado más ancho de la cesta. Se puso muy contento y en seguida se metió en ella. Se pasó todo el día de reyes durmiendo...

Ahora bien, como dice el dicho cuanto más tiene uno más quiere y parece que aún siendo más grande, todavía le falta cesta. Así que aprovechando el brazo del sofá ponemos la patita y a disfrutar. Ahí le tenéis arropadito y estirado,  disfrutando de ella en el pueblo que es lo que hace cada vez que va. Si, porque el año pasado cambió de opinión y se pidió una redonda, con los lados más altos, con dibujos de sardinas y que porque así podía hacer la postura del rosco mejor y ahora la antigua la tiene en el pueblo. Ay señor que paciencia... vamos a ver que se pide este año.


jueves, 20 de noviembre de 2014
 

Vivir en esta calle no es sano, no porque mira me estoy volviendo un poco cotilla... sí, estoy sorprendida hasta yo misma, porque rehuía de estas cosas pero claro con tanto café en la terraza, tantos periódicos merodeando y el gran evento a la vuelta de la esquina... pues oye una no es de piedra. Así que después de que mi abuela me dejara con la intriga y no consiguiera hablar con ellos por problemas de línea en el pueblo opté por probar suerte con Pepi que era la que tenía más cerca.

A la mañana siguiente me metí en la cocina a preparar el mejor bollo que haya visto esta calle y abrí bien todas las ventanas para que Pepi saliera a mis señales de humo. Allí estuve toda la mañana con un ojo vigilante al horno y con otro a la ventana de la cocina, siempre atenta a su terraza. Permanecí así un buen rato no creas, pasmada de frio, pero el fin justifica los medios.

En una de esas que me despisté un momento vi que salió con el cafelillo levantando bien la nariz aguileña, esa que se le pone cuando algo huele rico. Me preparé para abordar el papel de mi vida.

- Hombre Pepi ¿qué tal?
- Bien, tendiendo ¿no?
- Si un poquito, hay que aprovechar que hace sol.
- Oye ¿estás haciendo tu un bollo?
- Si ¿porqué?
- No, porque huele rico mujer.
- ¡Ah, gracias! bueno si quieres cuando esté hecho te doy un trocito y además como la calle está tranquila últimamente te lo tomarás tranquila.
- ¿Que quieres decir?.- ¡Ins! A ver si ahora la vamos a liar…
- Nada mujer, quiero decir que como a ti te gusta el café en la terraza ahora te lo tomarás tranquila, que no hay bullicio.
-Ya... pues sigue sin sonarme bien, pero bueno no te lo tendré en cuenta.- salvada por la los pelos…- Eso sí, en una cosa tienes razón en que la calle está tranquila pero no me extraña, aquí no ganamos para enfados.- la palabra mágica…
- ¿Enfados? y ahora quién se ha enfadado
- Los chicos y Encarni ¿no lo sabías? pues si casi sale publicado porque tuvieron una de muy señor mío.
-¡Eh...! pues no mira, ¿y eso?
-Pues nada que dan el paso a salir del armario
- Pepi ya habían salido del armario, mujer.
- Ya, pero no públicamente, no ves que se van a casar, y encima el mismo día que Encarni y claro esta está que trina porque dice que no va a tener el mismo protagonismo porque es una renovación de votos...
- Ah...
-Y porque es normal.
-¿Normal...?
- Que no es guay, que cortita eres a veces....- preferí no entrar en discusiones o nos tirábamos todo el día.-  y eso da más interés al asunto.
- Entiendo y entonces, ¿Encarni cancela el evento?
- No para nada... ¡Ay! mujer pero tu si cancela el bollo que no va a quedar ni los escritos de él. ¡Voy a llamar a los bomberos!.- Se metió corriendo en casa.
-Pero... no...

Tardé en reaccionar, en verme envuelta en una nube gris que salía de la ventana de mi cocina, en correr a apagar el horno... aquí sigo pasmada de frío con las ventanas abiertas, porque más que señales de humo parece que le envié ráfagas. Pero… un momento ¿Qué suena?
miércoles, 19 de noviembre de 2014



Que difícil me resulta hablaros de un libro sin caer en la típica reseña ¡eh! Hoy quiero hablaros de un libro que hace mucho tiempo que leí: La ladrona de libros. 

Hubo un tiempo que me dio por leer libros sobre el tema del holocausto. Quería ver diferentes puntos de vista  sobre la misma historia, porque quizás es la manera más sensata de conocer una historia. Así que casualidades de la vida, en una de esas veces que vas a comprar y pasas por la sección de libros, vi la portada de este y me enamoré de él.  Y luego resultó ser de dicha temática, ya ves el sexto sentido que no falla ;)

Es una visión más humanizada de la historia, cierto, menos cruel, cierto también, pero no creo que sea por contar la historia de forma light, creo que más bien es por contar lo que ocurrió desde el punto de vista alemán, que en teoría sufrió menos que la parte judía. Sin embargo la novela es un claro ejemplo de que a ellos también le tocó sufrir lo suyo e imagino que entre tanto loco debió de haber gente de otra pasta, como la familia protagonista.  

Lo que más me gusta del libro es como se cuenta la historia. El qué me parece interesante, pero el cómo me parece fascinante y triste a la vez. Es original sin duda. 

Te anímo a leerlo, sobre todo porque al final tú también te convertirás en una ladrona de libros e iras arañando frases a los libros. Hay un antes y un después una vez lo hayas leído y si no prueba y verás ;) Aunque una cosa te digo, lo que yo te diga de poco sirve, porque en esta biblioteca los que tienen la última palabra son nuestros críticos monstruosos, ¿que opináis vosotros sobre él?


¡Fantástico! Pues nada, recomendado entonces.

¡Hasta el próximo miércoles!

martes, 18 de noviembre de 2014

 

Hay una edad en que resolver los porqués es esencial. Tanto que si la respuesta no se haya,  la pregunta se vuelve una obsesión, una repetición insaciable que finalmente obtiene la respuesta deseada. Pero entonces solo entonces, el porqué se revela con más porqués que tampoco hayan repuestas, que se vuelven una obsesión, una repetición insaciable que finalmente obtiene respuesta. Pero entonces el porqué se revela con más porqués…

Creo que entré en bucle después de que aquella mujer y su hija se bajaran en la anterior estación, pero… me pregunto, ¿porqué en esa parada y no en otra? ¡Arg!


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