viernes, 6 de febrero de 2015


 
Basta que saques el móvil, que te enganches a ese juego de moda, que estés en tu momento de relax… para que de repente aparezca una cabecita peluda, unas orejas puntiagudas y una mirada penetrante. Vamos que Lito se pone celoso, y de que manera...

Te mira como diciendo: “a veces eres una antisocial” Pero debería aplicarse el cuento, porque mira que hay veces que se mete en el cesto y no hay quién le toque ¡oye! 


jueves, 5 de febrero de 2015

Sus ojos, esos a los que no podía dejar de mirar, marrones intensos… Sus manos, sus dedos largos sujetaban las llaves que ambos habíamos levantado del suelo… El tiempo, ese se había detenido dejándonos en suspensión a los dos… Ahh (un largo y hondo suspiro) Su boca… su fina boca, delgada como un.. ¿macarrón?


Entre medias de ambos apareció aquel recipiente cuadrado repleto de macarrones con tomate. 
   - Chicos ¿quereis este tupper de macarrones?
   - Eh… esto Mácu pero…
   - Es que mi abuela se lo ha dejado… dice que en la residencia habrá mejores manjares.
   - No, gracias ya tengo la comida lista.
   - Yo si… ¡me haces un apaño que ni te imaginas!
   - Adjudicado, para Carlos un hermoso y riquísimo tupper de macarrones.


Carlos… así se llamaba aquel hombre que me había hechizado por un momento.

   - ¡¡Gracias!!
   - De nada majo. 

Mácu se alejó dejándome allí, quieta, muy quieta sin saber muy bien como reaccionar.

   - ¡Que bien! ya tengo comida. Que lujo de vecina.- Me guiño un ojo, ¡a mí! que empezé a ponerme tan roja como un tomate. A mi edad y en modo quinceañera, que vergüenza....- ha sido un placer coincidir otra vez…
   - Si…otra vez, jeje.- ¿otra vez? pero... ¿de dónde?
   - Bueno me marcho, he de poner la mesa y comerme este delicioso tupper… ¿si gustas?
   - No, no me gusta la pasta.
   - ¡Ah! vaya que raro ¿no?
   - Raro ¿porqué?
   - Porque la pasta le gusta a todo el mundo…
   - A todos menos a mi.- me salió mas tajante de lo que quería...
   - Ya… Hasta la próxima.

Y se marchó. Se marchó  y yo me quedé como una idiota lamentando ser una borde, lamentando no haber sido capaz de sonreírle y hacerle pasar… me hubiera tragado los macarrones de dos en dos si hubiera hecho falta.



miércoles, 4 de febrero de 2015
Mira que me gustan las hadas y las brujas buenas, pero nunca me han tirado los libros de fantasía. Quizás porque estaba equivocada, porque pensaba que eran otra cosas de lo que realmente son.


Hace tiempo me propusieron leer el Nombre del viento, el primero de los libros de Patrick Rothfuss que forman parte, este si, de una saga: la Crónica del Asesino de Reyes.  Y mira tú por donde descubrí que aquello me gustaba, pienso que es porque el protagonista parece tan normal, con un trabajo tan normal, con un interés por los estudios como cualquier ser humano… Que te hace pensar que estás en otro mundo, raro, pero muy normal y eso lo convierte en un libro de fantasía más cercano a la realidad.

La novela nos cuenta la historia de un hombre que no sabemos porque, no sabemos como pero algo hizo para cambiar la historia de este extraño lugar inventado. Solo sabemos que trabaja en una taberna y que su historia se va contando en cada capítulo, en cada conversación que mantiene con un escribano sentado en una de las mesas del local. Por suerte para nosotros, uno se siente como si formara parte de esa mesa y junto a ellos va descubriendo quien es ese tal Kvothe



En la primera novela hay sucesos que marcarán el resto de la historia, vendrán idas y venidas para llegar a la universidad donde se desarrollará el resto de los hechos. En su segundo libro, El temor del hombre Sabio, continúa contándonos qué pasó aquel tiempo que tuvo que abandonar la universidad, una auténtica aventura te lo aseguro.


A estas alturas te preguntarás quién es el protagonista y que va ha estudiar… bueno él es un… bueno tiene un poco… mira ¡no sé!,  porque ahora que te cuento esto me doy cuenta que  todavía ¡no lo sé!. Cierto que es un hombre, con mucha capacidad intelectual, con habilidad musical… es un poco raro, pero te aseguro que lo vas a adorar.


Dicho esto, solo puedo decirte que no solo te la recomiendo, si no que si pudiera te obligaría a leerlas porque este Rothfuss es condenadamente bueno. 

Ohh!! no me habeís dado tiempo a llamaros. ¡Pleno!, fantástico porque son buenísimos y enganchan, a ver cuando saca el terceroooo!!

¡Hasta el próximo miércoles!

martes, 3 de febrero de 2015



Los pasillos del metro muchas veces son largos, demasiado largos. En muchas ocasiones están llenos de gente y en otras apenas pasan pies por él, pero cuando apenas hay gente pasan cosas que jamás pensé ver.

Porque dime tu qué haces paseándote con un orinal a cuestas. Si, has leído bien, con un orinal. Por suerte estaba siendo usado por un culillo pequeñín pero ¡ooohhh dios mío! ¿Quién anda a cuesta con un orinal por el largo pasillo del metro? ¿A quién se le ocurre ocupar un pequeño espacio del largo pasillo para cubrir necesidades primarias?... no sé yo estoy escandalizada. 

Pensaba que a estas alturas del siglo XXI lo que se estilaban era los pañales, esas cosas con pegatinas, con algodón por todos los lados que hacen de los bebés auténticos vaqueros… Pero quizás no sea así, quizás la moderna sea yo. 

 
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