jueves, 17 de diciembre de 2015



Cuando llegué a la cocina la cafetera, una de esas de cocina de toda la vida,  escupía café por cada uno de sus lados y a mí no se me ocurrió otra cosa que ir a meter la manaza sin guantes ni nada. 

Del brinco que di, me tropecé con el taburete que tenía detrás y termine con la cabeza en el suelo y la mano chamuscá. Mi madre con la cara desencajada me agarraba del otro brazo mientras yo intentaba ponerme de pie sin mucho éxito y al final solté un…

-¡Mamá me quieres dejar en paz!
-¡Ay hija! yo solo quiero ayudarte. Pero ¿estás bien no te has hecho daño…? ¿Te has dado algún golpe? Mira que en algunos sitios son muy malos…
-No mamá estoy bien solo que me he tropezado con el dichoso taburete…
-Ya pero… seguro que no te has hecho nada, digo no te has dado en el pie, en la cabeza, en la tripa… 

Y cuando dijo esto último me sonrió y por primera vez en su vida me guiñó un ojo como si quisiera ser mi cómplice en un secreto… Carlos observaba toda la escena desde el marco de la puerta desternillado de risa.

-Estoy bien pero… ¿porque me miras así…?
-¿Así como?
- Pues así como… no sé… como si te hubiera dado con una varita mágica de la felicidad, ¡no paras de sonreír!
-¡Ay es que estoy tan contenta…! al principio cuando te escuche estaba un poco enfadada, un poco preocupada…pero ahora la noticia de que voy a tener un nieto ¡me parece estupenda!
-¿Un nieto?.- dijimos los dos a la vez.
-¡Ay! ¡Muchas felicidades maja! Ya veía esto venir, tanto ir y venir de Carlos a tu casa es lo que trae.
- ¿María? Pero… ¿qué dices? nosotros no… ¿qué haces tú en mi cocina?
- Pues veras yo estaba en la calle, creo que tu novio te lo habrá dicho, bueno la cosa es que cuando regresé a casa no tenía la llave y recordé que una vez hace mucho tiempo a tu madre le dejé una y …

Cuando empezó a hablar ya no pudo parar…


miércoles, 16 de diciembre de 2015


Como se acerca la Navidad y uno no tiene demasiado tiempo para sentarse y relajarse con un buen libro y un trozo de roscón (¿por qué no?), voy a ofreceros una alternativa si no quieres abandonar el vicio de culturizarte con la lectura: La mecánica del corazón.


Cierto es que este libro tiene unos añitos (vale bastante años...)  pero es un cuento que habla del poder del amor para hacernos valientes y estúpidos al mismo tiempo, de la capacidad que nos da para crear felicidad efímera, de la magia del primer beso o del abatimiento del rechazo. En resumen de los sentimientos y la vida, algo que hacemos mucho en estas fechas. ;) 


Es un cuento especial por su argumento: Jack, un niño que nace con el corazón congelado en el día más frío del año, se salvará gracias un reloj de madera que le colocarán como corazón. Sus deberes será darle cuerda y cuidarle de toda emoción que pueda alterarlo. ¿Claro que como se puede evitar esta última parte enamorándose de una hermosa bailarina como es Miss Acacias? un poco complicado de cumplir ¿no?...


Es un libro cortito pero muy especial porque aparte de la historia que es inusual, las ilustraciones son maravillosas donde las haya (empezando ya por la portada...) y le convierten en una auténtica joya que tener entre las manos o en la estantería de casa. Está lleno de metáforas tanto en el argumento de la historia como muchas de las frases que se pueden leer en los diálogos y para colmo tenemos dos finales: uno el del libro y otro el de la peli para que todos nos quedemos contentos ;)

¡Gracias crítico! A mi lo que más me gusta son las imágenes,  le convierten en un auténtico cuento ;)

¡Feliz Lectura!







Huele a tierra mojada, a hierba recién bañada bajo el espeso manto de la nieve, se nota el frio en la punta de la nariz... llega la Navidad, al menos de manera onírica porque cualquier año pasamos la Navidad en bañador... ¬.¬

Eso si bajo tierra no huele nada más que a humo de trenes y a gentío encerrado, pero la navidad también se siente, sobre todo cuando ves a una señora tirar de su cesta con ruedas más orgullosa que un levantador de pesas batiendo su propio record.

 ¿Cómo dices? ¿Cestas? si, si, ¡cestas! eso que parecía un mito ancestral sigue existiendo de verdad. Qué asco dan esas personas que presumen de caja navideña, contenedora de manjares exquisitos y dulces con regusto de almendras... ¡arg! en estas fechas es imposible viajar en el metro sin poder pensar: " ¿y la mía dónde está?".
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Como pasa el tiempo....

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