viernes, 15 de enero de 2016



Este año las navidades las pasamos con los abuelos y Lito para no variar nos ha dado los viajes. Eso de ir y venir encerrado en el coche y en la jaula no le gusta ni un pelo, así que nos ha tocado parar varias veces en un trayecto de hora y media. Este hombre no está hecho para esos trotes...

Pero a lo que vamos ¡las navidades! En Nochebuena el amigo lo pasó escondido bajo la supermegamanta de su inmensa cama (algún día os la enseñaré, ¡es impresionante!) porque entre que éramos muchos, que éramos una orquesta de voces, y que le dejamos arrinconado en una esquinita lejos de su adorada estufa, pues no le quedó de otra que desaparecer. Eso sí en cuanto se fue toda la gente pillo primera fila del calorcito ¡que por poco se quema hasta los bigotes!

Ahora bien, la Nochevieja fue mucho más tranquila, también es verdad que éramos menos y con pocas ganas de juerga, excepto él. Qué se subió por todos los sillones, encima de la gente, pedía manjares como un descosido y por si fuera poco se vistió hasta de gala. Se paseó por toda la casa con una enrome pajarita roja al cuello meneando el trasero como diciendo: “¡eh mira que porte tengo!” Si es que Manolo es todo un dandi,  y cuando quiere fiesta ¡la monta! 


jueves, 14 de enero de 2016


 

-...Recordé que a tu madre le había dejado una llave un día que me quedé en la calle y tuve que entrar a mi portal por vuestro patio, bueno vuestro no ¿verdad?, por el edificio de tu madre el portal de al lado  y menuda montamos. Yo intentando saltar el muro.- Nota mental ¿Cuántos años tiene la Gaceta? Porque no la veo saltando muros la verdad…- mi marido sujetándome porque casi me cáigo… bueno una odisea ¿te acuerdas?- Mi madre asentía con la cabeza harta al igual que los demás de su incesante cacareo- el caso es que como pasó todo eso pues le dije a tu madre, que es una bellísima persona y no te lo digo por decir que le dejaba una llave por si acaso y claro ahora que perdí las….

-Ya pero no te he preguntado por todo eso, te he preguntado que qué haces en mi cocina. 

-Bueno mujer no hay que ponerse tan borde, pues buscando a tu madre pero me he topado con una noticia maravillosa… ¿y para cuando te toca?

-Para nunca, yo no….

- Tenéis que ahorrar un niño es mucho gasto, pañales, biberones… 

- María que yo no…

- Por fin una buena noticia para el vecindario a lo mejor ceden las tensiones…

- Pero que yo no estoy… ¿dónde vas? ¡María espera! 

Había salido de la cocina y ya se encaminaba escaleras abajo cuando me soltó.
-¡No te preocupes que te haré los patucos verdes!

Me agarré a la barandilla vociferando.
-¡Pero que patucos! ¡QUE NO ESTOY EMBARAZADA JODER!

Allí asomada al hueco de la escalera con los brazos engarrotados por la tensión, sentí que unas manos tiraban de mi cintura sacándome de aquel estado.

-Estas loca casi te caes por el hueco de la escalera.

-¡Loca! ¡Joder esa sí que está como una cabra! No solo se presenta aquí como un fantasma si no que va a contarle a todos algo que no es cierto ¿Te das cuenta Carlos?, ¿te das cuenta que la va a liar parda? ¿¡Coño! tan difícil es decir que nos vamos a casar y que queremos discreción en esta asquerosa calle llega de cotillas!?

Entonces reparé en mi madre, que apoyada en el brazo del sillón miraba el vacío…

-¿Entonces solo era eso…?

-Sí, futura suegra.- Le dijo Carlos con una enorme sonrisa.-  nos casamos dentro de seis meses y la urgencia es porque nos mudamos a Valencia, me han ofrecido un puesto mejor, con un mayor sueldo en un parque de bomberos que van a abrir allí. Su hija no sabía cómo decírselo…

miércoles, 13 de enero de 2016


Recuerda esto: nunca hay que quedarse con la primera impresión y mucho menos en los libros, un claro ejemplo de ello es Cumbres Borrascosas. 

Por el título le tacharíamos de tostón pasteloso y romanticón,  pero te aseguro que está muy pero que muy lejos de esa realidad. 

La historia de Cumbres Borrascosas es la de una mansión marcada por la desdicha y la mala suerte. La Familia Earnshaw se ve sorprendida por la llegada de un niño huérfano, Heathcliff, que fue acogido por el patriarca aunque no tendrá un gran recibimiento por parte de sus hermanos,  Catherine y Hindley. Con el tiempo esta primera se hará buena amiga de él, despertando fuertes sentimientos.  Para Heathcliff la infancia y la juventud vendrá marcada por la desdicha, la humillación y el amor frustrado que le convertirán en un ser oscuro y lleno de venganza, que hará de la vida de aquellos que considera sus enemigos un verdadero infierno.

Un libro extraño que no esperas encontrar cuando cruzas la barrera de la primera página, encierra una evolución de la personalidad de los personajes. Algo que me gusta mucho ya que es perfectamente comprensible porque cada uno de ellos llega a dónde está y porque cada uno tiene el papel que tiene dentro de la historia.

La historia con buenas descripciones de  los hechos, consigue que hagas un verdadero acto de empatía poniendote en la piel de los personajes, así consigue que mientras vayas leyendo tus sentimientos por ellos cambian, a veces los odias, a veces los amas o incluso a veces sientes una inmensa pena.

Te diré una cosa, te lo he pintado muy negro y la verdad es que una historia bastante oscura no te voy a engañar, pero tiene un buen final uno que quizás en cierto modo hasta te sorprende igual porque no esperas encontrar ya salida al asunto jeje.

Un dato curioso es que esta es la única novela de Emily Brontë y por lo que he leído esta autora era una joven muchacha que a la muerte de su madre, tuvo que vivir durante varios años bajo los cuidados de su áspera tía materna en la más estricta soledad de la naturaleza. Algo que explica porque en esta novela los únicos escenarios que aparecen son los parajes de montañas, bosques, parques… que rodean la Granja de los Tordos y Cumbres Borrascosas, ambas casonas donde se desarrollan los hechos.    



Sí, es una delicia leerlo, lo único malo es que cuando terminas tienes una sensación de vacío, de frío... ¡pero merece la pena!





martes, 12 de enero de 2016

  

Aquel vagón parecía una caja de chinches. Apretados contra el cristal, agarrados a sitios imposibles, todos luchaban por hacer equilibrios y no aplastar al vecino. 
 Al igual que ella,  que a golpe de curva su mano terminó posada en aquella huella transparente, grande y larga, más larga que su pequeña mano.
¡puaj! ¡malditas curvas! ¡¡donde está un buen limpiacristales cuando se necesita!!

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